domingo, 22 de noviembre de 2009

Texto descriptivo: Cajón vacío

Por Stephanie Mora

Él está solo, sentado en el borde de su desierta cama matrimonial, espera, piensa.
Piensa en la poesía que quisiera escribir, pero no tiene cómo; desearía sentarse y cortar con su pluma el tosco papel mientras escribiendo los más hermosos versos le da vida.
Pero no puede.
Sus ojos se pierden en lo que no se ve, mientras sin darse cuenta muerde suavemente sus rojos labios, ¿cuánto hace ya que nadie acaricia esos labios con su boca?. No lo recuerda.
La música que escucha hace que su imaginación vaya aún más lejos, que a su mente vengan imágenes nunca antes vistas, y que quizá nunca vea.
En su moreno rostro se deja ver la tristeza que lo embarga, suavemente mueve su mano hasta alcanzar la mesita al lado de su cama, abre el cajón: vacío. Una telaraña era lo único que estaba en ese cajón, nunca tuvo poesía, nunca tuvo una carta, nunca una flor.
Voltea hacia el sur, hacia la ventana. De perfil se descubre su nariz árabe, esa que le da severidad a su rostro, aunque esté pensando en lo más dulce.
Y espera, sin quitar sus negros ojos que apuntan hacia el sur espera, quiere verla aparecer mientras se aproxima, quiere saber cómo es, quiere abrazarla, decirle cuánto esperó por ella. Y ella no llega, ella no llega... por que sentada en el borde de su cama, llorando, ella también espera.

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