lunes, 23 de noviembre de 2009
domingo, 22 de noviembre de 2009
Campaña Social Spot #1
Este es uno de los 6 videos en donde varios artistas nacionales colaboraron con nosotros y con el cipac.
Cuento de color: La cabaña
Por Elisa López, Claudia Rivas y Stephanie Mora
Amaba la naturaleza, la hacía sentir en contacto con su interior. Ese amor -y algún otro, quizá- la llevó a recorrer aquella mañana el bosque. Observaba atentamente cada detalle: las grandes ramas que dejaban pasar los aún débiles rayos de luz, las hermosas y pequeñas plantas que cubrían todo el suelo, extendiendo su frescas hojas llenas de gotitas de agua, una pequeña rana que saltaba entre los húmedos suelos del bosque...
Conforme caminó, la densidad del bosque fue bajando, y transformándose en alto zacate mojado, en medio del cual (por la humedad imperante) se podían observar extrañísimos ejemplares de hongos de todo tamaño y forma.
La desaparición de los árboles dejó a la vista el hermoso paisaje: las grandes montañas con algunas pocas nubes encima, unos campos que desde lejos parecían dedicados a la agricultura y una pequeña cabaña. Su curiosidad la llevó a acercarse a la cabaña. Mientras caminaba empezó a descifrar el paisaje que tanto la impresionó: los campos resultaron ser, efectivamente, una plantación, en donde lechugas, plantas de aloe y menta mostraban sus hojas al agradable sol de la mañana.
La cabaña se encontraba completamente cubierta de musgo, y por lo tanto al abrirla, pudo sentir toda la humedad que la densa capa de musgo implicaba. Al parecer estaba abandonada, pues los pocos muebles que quedaban yacían, podridos ya de tanta agua, en una esquina de aquella pequeña construcción de madera.
Justo cuando pensaba en que allí hacía mucho tiempo no habitaba nadie, encontró a un hombre sentado en una silla, cubierto de musgo de la misma manera que la cabaña. Con espanto intentó analizar lo imposible que era este fenómeno, pero sus ojos no la engañaban: su camisa semiabierta a la altura de su pecho mostraba su piel completamente cubierto del verde musgo de la cabaña.
Peor aún fue cuando aquel hombre abrió sus ojos, y con una sonrisa, manifestó la mucho que significaba para él aquella visita. Hacía tanto había perdido las esperanzas de volver a ver a algún ser...
Amaba la naturaleza, la hacía sentir en contacto con su interior. Ese amor -y algún otro, quizá- la llevó a recorrer aquella mañana el bosque. Observaba atentamente cada detalle: las grandes ramas que dejaban pasar los aún débiles rayos de luz, las hermosas y pequeñas plantas que cubrían todo el suelo, extendiendo su frescas hojas llenas de gotitas de agua, una pequeña rana que saltaba entre los húmedos suelos del bosque...
Conforme caminó, la densidad del bosque fue bajando, y transformándose en alto zacate mojado, en medio del cual (por la humedad imperante) se podían observar extrañísimos ejemplares de hongos de todo tamaño y forma.
La desaparición de los árboles dejó a la vista el hermoso paisaje: las grandes montañas con algunas pocas nubes encima, unos campos que desde lejos parecían dedicados a la agricultura y una pequeña cabaña. Su curiosidad la llevó a acercarse a la cabaña. Mientras caminaba empezó a descifrar el paisaje que tanto la impresionó: los campos resultaron ser, efectivamente, una plantación, en donde lechugas, plantas de aloe y menta mostraban sus hojas al agradable sol de la mañana.
La cabaña se encontraba completamente cubierta de musgo, y por lo tanto al abrirla, pudo sentir toda la humedad que la densa capa de musgo implicaba. Al parecer estaba abandonada, pues los pocos muebles que quedaban yacían, podridos ya de tanta agua, en una esquina de aquella pequeña construcción de madera.
Justo cuando pensaba en que allí hacía mucho tiempo no habitaba nadie, encontró a un hombre sentado en una silla, cubierto de musgo de la misma manera que la cabaña. Con espanto intentó analizar lo imposible que era este fenómeno, pero sus ojos no la engañaban: su camisa semiabierta a la altura de su pecho mostraba su piel completamente cubierto del verde musgo de la cabaña.
Peor aún fue cuando aquel hombre abrió sus ojos, y con una sonrisa, manifestó la mucho que significaba para él aquella visita. Hacía tanto había perdido las esperanzas de volver a ver a algún ser...
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